De
pronto se me ha ocurrido que en cada ciudad pudiera haber una patrulla de
Mujeres Luminosas, las que no tuvieran ninguna actividad en común, nadie las vería nunca juntas,
pertenecerían a todas las clases sociales y nadie podría imaginar que comparten algo.
Las
Mujeres Luminosas serían extremadamente amigables y se asegurarían de conocer a
todas las mujeres del lugar, por lo que sabrían quienes sufren maltrato y
quiénes soportan acoso machista.
En las
noches saldrían en busca de sus presas con el fin de eliminarlos,
procurando cortar el puño golpeador y la lengua venenosa antes de dar el golpe
definitivo, de tal forma que lo sepa el infeliz, que tenga claro por qué se irá
despachado.
Para
asegurarse de que sea indeleble el horror para los demás maltratadores y para que
a los principiantes del maltrato les quede más que claro, se le dejaría desnudos,
nadando en un charco de sangre y con sus vergüenzas al aire, con un letrero que
indique claramente que fue un acto de justicia.
¿Cuántos
maltratadores debieran eliminar las Mujeres Luminosas para que dejen de matarnos? Seguramente no
tantos, es sabido que todos ellos no son más que cobardes.
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