lunes, 1 de septiembre de 2014

Mi Protegido


Hace más de un año me percaté de que cerca de mi casa había un perrito que tenía hambre. Estaba muy flaco y con carita triste, y a pesar de que tenía dueños, a ellos parecía no importarles que anduviera así.

Comencé a darle comida a escondidas y de a poco comenzó a animarse, yo lo bauticé como “Protegido” aunque después supe que su nombre era Pascual, pero su nueva identidad siguió siendo usada por nosotros dos cuando iba por algo de comer. En el verano dejé cada día un baldecito con agua en mi vereda para que tuviera dónde refrescarse y cuando podía salir de su casa, iba de inmediato a la mía. A veces comía y se quedaba allí esperando, yo salía a abrazarlo y él se iba tranquilo.

Lo que más me gustaba de mi Protegido es que cuando me veía entrar al pasaje, corría a mi lado feliz y en su rostro tenía una expresión que decía: “Ella me quiere”, y los perros que observaban parecían presenciar la escena con envidia, era muy gracioso. Naturalmente esto último es una situación que mi imaginación ha adornado un poco, pero para nosotros era así.

Hace dos meses su dueño (a quien yo odiaba en silencio) se fue dejándolo solo en la casa, a los pocos días llegaron otras personas, quienes tenían un niñito de unos 5 años llamado Joaquín. Hablé con ellos y les conté que el perrito estaba muy descuidado, me dijeron que al parecer el dueño se lo llevaría con el tiempo. Con los días pude ver a Joaquín corriendo por la calle con mi Protegido, se reían ambos y él lo abrazaba con un inmenso cariño diciendo a todo el que quisiera escuchar: “Él es mi perro”.

El jueves pasado mi Protegido ya no estaba. Su antiguo propietario se lo llevó. Joaquín quedó devastado y yo llorando por él. Me cuestiono tanto su partida, y siento una rabia enorme por la certeza que tengo de que ahora andará hambriento de nuevo, sólo espero que alguien pueda ver en él a ese ser especial que conocí, y pueda tenderle aunque sea un pedacito de pan.

1 comentario:

ANA CATALINA dijo...

hay amiga! q historia, desgraciadamente muy comun. Ojala que hay donde este ahora alguien se contagie de su amor en su mirada y le den un pedacito de pan

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