jueves, 26 de noviembre de 2009

El Misionero



No sé qué dirá mi papá por presentarlo de esta manera, aunque sé que esta actividad es la que llena su vida, y con la que ha logrado una plenitud que no conoció antes. (en esta foto aparece con mi sobrinito Pablo)

Él tiene 58 años, nació en Fresia (según lo que dice, es la ciudad con la plaza más bella de Chile), trabajó desde los 12 años y tuvo una niñez que no podría relatar en este blog más dedicado a la alegría y a la esperanza que a la tristeza y el abandono.

Cuando yo era muy niña lo veía y me sentía enamorada de él, para mí era el hombre más bello del mundo, su risa y su voz eran como miel para mis oídos. Tengo un recuerdo imborrable de mi 5º cumpleaños, cuando yo lo esperaba ansiosa y cada vez que alguien tocaba la puerta me hacía pensar que era él … y no era. De pronto tocó, con su forma tan personal de hacerlo que lo reconocería aunque tuviera que irme a Siberia, y entró… lo recuerdo perfectamente, lo hizo sonriendo, miró a todos y después sus ojos se posaron en mí. Lo que sentí es inolvidable.

Con los años, debido a su trabajo en un restaurante y a un pasado que lo atormentaba, mi papá comenzó a beber. Pasamos muchos años duros, creo que quienes más sufrieron fueron mis hermanos, que no alcanzaron a ver lo que mis ojos vieron ese día inolvidable. Durante ese tiempo oscuro él estaba lejos, muy lejos de nosotros, que como pollos nos replegamos a las faldas de mi mamá.

Pero como en los cuentos infantiles, eso tuvo un final feliz. Un día lo invitaron a un retiro espiritual en la Parroquia, y su vida dio un vuelco enorme. Comenzó a trabajar en la iglesia, integrando primero un grupo y después siendo catequista de padres, conoció el amor de Jesús y con los años en una hermosa ceremonia, se ordenó como Esclavo de la Virgen María. Hoy es Misionero de la Orden de los Hermanos de la Palabra, agrupación cuyo carisma radica en enseñar a los católicos a defender su fe con la biblia en la mano, atendiendo amablemente a los hermanos protestantes que pasan por las casas y dando testimonio de lo que significa pertenecer a la Iglesia fundada por Cristo.

También producto de un tratamiento para dejar el alcohol, fue llevado a la Cárcel de Puerto Montt, para dar charlas a los internos dando a conocer su niñez, su paso personal por el infierno y su rehabilitación de la mano de Dios.

Mi papá es un artesano sin igual de trabajos escolares de nietos que no tienen dotes artísticas, es cariñoso y preocupado por sus hijos, tiene cientos de libros religiosos que lee ávidamente, no tiene gracia para contar chistes y elabora un ají que vale su peso en oro.

Él nunca comenta o censura lo que hacemos, siempre se mantiene silencioso, aunque estemos con el fango hasta el cuello, sé que sería capaz de cualquier cosa por mí, y yo haría cualquier cosa por él.



5 comentarios:

Unknown dijo...

Esto refleja que Dios existe y es bueno, siempre nos da una oportunidad, lo importante es aprovecharla y este es el caso de tu Papá. Que bueno que Jesús llegó a su corazón y ojalá que lo mantenga para siempre.

Me alegro por tí y tu familia, querida amiga.

Saludos

Ronny Mena

TERESITA dijo...

Estoy muy contenta de leer esta historia, sin duda el camino de dios es único y verdadero, no sabes cuantos recuerdos preciosos tengo de todos ustedes, dale muchas felicidades a mi padrino por sus logros espirituales..a..cuentale también que con la anelore siempre nos recordamos de su saludo..el apretón en la nariz..ay!

Besitos
Teresa Oyarzo

Unknown dijo...

felicitaciones a tu papá solo un gran hombre y una mejor persona es capaz de lograr lo que describes.

Beatriz A. Sotomayor Fontealba dijo...

Muchas gracias por sus comentarios. Estoy muy orgullosa de él y de cómo ha podido superar tantos obstáculos.

Beatriz A. Sotomayor Fontealba dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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