martes, 25 de diciembre de 2018

...y yo los vi


Una noche nos encontrábamos escuchando música, pasamos por varios artistas españoles de los años ’70 cuyas canciones nos remontaban a nuestra infancia: Sergio y Estibaliz, Diango, José Luis Perales, Miguel Bosé en su primera etapa tan romántica y otros que ahora no recuerdo. De pronto encontramos a Los Pecos, duo que legó a mi generación el inolvidable “Esperanzas”, tema favorito de reuniones familiares y guitarreos entre amigos. Escuchamos varias canciones de ellos y de pronto leí un título que decía “Si tú los vieras”, en eso algo se despertó en mi interior, algo que había quedado guardado esperando a que un sueño imposible tal vez se pudiera cumplir.

Durante mi adolescencia escuché mucho a Los Pecos, sobre todo porque unos vecinos tenían el LP “Concierto para Adolescentes” y solíamos oírlos alguna tarde, aprendí todas esas canciones y me fascinaba cantarlas. En ese tiempo había salido otro disco y dentro del track estaba “Si tú los vieras”, una canción que hablaba de alguien que ve cada tarde a una pareja de enamorados que pasa frente a su ventana, siente que no hay dos personas que se quieran más, que se hablan con amor, que se divierten como niños, que si alguna vez los vio llorar fue por felicidad… bueno, este es el estribillo:

“Si tú los vieras divertirse como niños
Viviendo el lunes como si fuera un domingo,
Si tú los vieras como yo lo miro
Cuando se hablan, con qué cariño
Si tú los vieras desnudar la madrugada
Vivir su tiempo sin importarles mañana
Si tú los vieras como yo los miro
Comprenderías lo que te digo”

A pesar de haberla cantado con mi guitarra innumerables veces, recuerdo haberme sentido abrumada con la letra de esa canción, en primer lugar porque jamás conocí
a una pareja que se amara de esa manera, también porque creía improbable que pudiera yo tener la suerte de enamorarme de esa forma tan intensa y peor aún: imposible que alguien pudiera amarme así. No podía en esos momentos encontrar explicación a tanta desesperanza, pero lo que sentía al escucharla y cantarla era una tristeza enorme. Ahora pienso que hacerlo era un acto tremendamente masoquista, pero sé también que la adolescencia es así de agobiante.

Pasaron los años y entre otras tantas canciones, la fui olvidando hasta perderla por completo. Hasta esa noche en que andábamos buscando canciones antiguas y leí su título en la discografía de Los Pecos, la pinché para escucharla y brotaron esos antiguos acordes y junto con ellos mis lágrimas incontenibles, llenas de asombro y felicidad: la estaba oyendo otra vez y lo improbable se había hecho cierto en la cuarentena de mi vida, cuando siento que ya no puedo querer más, que hablo y me hablan con amor en todos los momentos, que me divierto y me río como la canción decía y también he llorado muchas veces de felicidad y agradecimiento por haber tenido la suerte de encontrar al que hizo realidad lo que parecía imposible. 




¿Quieren escuchar esta maravilla? 

https://youtu.be/GJfhNtUVdzU

Desigualdad

Por muchos años y al igual que muchos, me mantuve ajena a la realidad que me rodeaba y que, sumida en mis cosas no podía ver. Hoy, cuand...