jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad

Mi tía Vitalia siempre ha sido una mujer llena de vida, temperamental y directa, lo que le ha traído no pocos problemas con quienes preferirían mantener las cosas en forma más solapada o subterránea. Cuando alguien de la familia es objeto de injusticia, ella es la primera en levantar la voz y decir por lo derecho lo que piensa, aprovechando de dejar más de algún orgullo herido, cosa que me fascina.

Cuando yo tenía unos 8 años, los días anteriores a la fiesta de Navidad fueron particularmente duros para mi familia, ya que no había dinero para celebrar ni comprar regalos. Recuerdo que mi mamá vendió algo y seguramente logramos tener una cena junto a ella y mi papá, pero la verdad es que con los años esa parte se me olvidó, aunque lo que pasó al día siguiente se ha quedado congelado en mi memoria para siempre, y cada vez que lo recuerdo, el amor me inunda con una calidez y un agradecimiento únicos.

Por aquel tiempo mi tía era maestra de cocina y trabajaba en un concurrido restaurante de Puerto Montt, al recordarla siento que todo el tiempo parecía estar cansada. A veces entre sus turnos, llegaba a nuestra casa, tomaba un baño y dormía el resto de la tarde. Con mi hermano hablábamos en susurros para que pudiera descansar y ella premiaba nuestras atenciones con helados o dulces.

Esa fiesta de Navidad de mis 8 años, seguramente mi tía Vitalia trabajó hasta tarde en una cocina calurosa y llena de aromas de los platos que sus manos preparaban, pero al día siguiente se levantó no sé a qué hora, y tomó dos locomociones para llegar a la casa de su hermana – mi madre –, para que sus sobrinos abrieran los ojos y encontraran un regalo que sus manos extendían mientras sus ojos cansados sonreían.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Y tú, qué harías?

El cáncer de mi amiga avanza inexorablemente, no hay forma de detenerlo y los médicos sólo le entregan medicamentos para paliar el dolor.

Ayer me hizo esta pregunta y se me llenó la cabeza de cosas que le puedo decir.

Esto es lo que hoy puedo contestarte Claudia:


Ríe mucho.
No mires televisión.
Escucha el Concierto de Aranjuez completo.
Píntate las uñas.
Huele el mar.
Viste de blanco porque te ves hermosa así.
Muerde un toffee de coco.
Dile a tu papá que lo amas.
Que te tomen muchas fotos con la Javiera.
Moja tus pies en las heladas aguas de algún río.
Huele un atadito de cilantro.
Duerme una siesta bajo un árbol.
Escribe algunas cartas.
Recuerda tus triunfos y olvida los fracasos.
Come frambuezas.
Canta un villancico.
Hazle un masaje a la Javiera.
Huele a un bebé.
Conversa con un anciano desconocido.
Siéntate en una banca de la catedral y observa detenidamente todo lo que hay alrededor.
Siéntate en una banca de la plaza y observa detenidamente todo lo que hay alrededor.
Ve a Maicolpué y sientate en la playa, toca la arena y disfruta su suavidad.
Come chapaleles conmigo.


Anoche una voz tierna me ha dicho "Nacemos para morir, pero tenemos una ventaja: La Vida".

Vive amiga, vive las horas, los días, los años que te queden.


Desigualdad

Por muchos años y al igual que muchos, me mantuve ajena a la realidad que me rodeaba y que, sumida en mis cosas no podía ver. Hoy, cuand...