viernes, 23 de octubre de 2009

12 de octubre

Hace unos días, durante la Celebración del Descubrimiento de América, sentí que nunca logro ponerme a tono con el ambiente festivo de lo que supone la felicidad de celebrar.

Año a año en mi mente el 12 de octubre es más una fecha de recuerdo que de celebración, y es mi parecer que la gran mayoría siente que aún sabiendo que tarde o temprano este continente sería descubierto y saqueado, esa fecha marca la extinción de millones de seres por causa de la expansión y la avaricia de un imperio. No puedo dejar de recordar el robo sistemático y la aniquilación de culturas milenarias.

A propósito de esto, accidentalmente hoy encontré un texto que había guardado para compartir, el que transcribo a continuación:

"Hermanos: Nuestros asientos fueron anchos y los vuestros estrechos. Ahora vosotros os habéis convertido en un gran pueblo y nosotros apenas tenemos sitio para extender nuestras mantas. Os habéis apoderado de nuestra tierra, pero no estáis satisfechos..."

Chaqueta Roja, de la nación Seneca, en 1805.

(Los Seneca se llamaban a sí mismos tshoti-nondawaga o oneniuteronron, que quiere decir gente montañesa, habitaban lo que hoy se conoce como Nueva York)


viernes, 16 de octubre de 2009

Descubrimiento tardío


Hace unos años, me tocó participar en la organización de un evento dedicado a Pablo Neruda, poeta que desde siempre había sido un desconocido para mí, ya que no había leído nada escrito por él.

La verdad es que a pesar de que me gusta mucho leer, nunca me sentí atraída por la poesía, me parecía insípida y sin gracia.

Pero casi siempre la tontería tiene un límite, y en cuanto a la poesía me llegó el año 2004, ocasión del centenario del nacimiento del poeta.

Para elaborar un programa tuve que comenzar a leerlo, y de inmediato quedé hechizada por el poder de sus palabras, cuánta pasión contenían sus escritos!, fue realmente maravilloso.

Hoy en día casi me da vergüenza reconocer mi ignorancia respecto a Neruda, pero así soy y al menos me he puesto al día. Anoche viendo aquel programa, leí cada uno de los versos que fueron escogidos, y me he decidido a transcribir el que más me gustó, el que publico a continuación:

Soneto LXVI

No te quiero sino porque te quiero,
y de quererte a no quererte llego,
y de esperarte cuando no te espero,
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero porque sólo a ti te quiero,
te odio sin fin y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero,
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero,
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero amor a sangre y fuego.


martes, 13 de octubre de 2009

Sueños Cumplidos


Quisiera contar que hace unas semanas mi mamá se compró un Notebook.

Diré que se llama María Teresa y que prefiere que le digan Mary, tiene 63 años y durante su vida ha sido una apasionada del conocimiento, de los textos, de la historia, de la ciencia y de mil cosas más. Cuando yo era niña la veía leer el diccionario cuando no tenía a mano otra cosa para ojear. Orlando (mi hermano) y yo decíamos que ella era infalible, porque no había nada en el mundo que escapara a sus conocimientos y su interés. Adorábamos esa cualidad que sólo ella tenía.

Con los años, comenzó a decirnos que de algunas cosas no sabía, pero como todo evoluciona, fuimos comprendiendo pero no por eso dejando de admirar la sabiduría que se desprendía de ella.

Mi mamá cursó hasta el 6º Básico y desde muy joven trabajó en casas particulares como asesora del hogar, se casó a los 25 y tuvo tres hijos.

Siempre he sabido que si ella hubiera podido estudiar, habría sido una gran profesional. Pero la suerte la tuve yo, porque se quedó en casa cuidándonos hasta hoy.

Bueno, y ahora ella se compró un computador con el que se le ha abierto un mundo nuevo, amplio y lleno de cosas nuevas, tiene su cuenta de correo electrónico y se ha convertido en una fanática de Youtube, desde donde ha podido escuchar la música que la apasionó en su juventud.

Hace unos días me dijo: “A veces las personas tenemos sueños que demoran en cumplirse, porque cuando era joven me apenaba no escuchar la música que me tanto me gustaba, pero me he dado cuenta de que sólo tuve que esperar, y ahora puedo buscar y disfrutar cuanto yo quiera”.

Que importante es para mí saber que ella goza hoy de un sueño que alguna vez pareció imposible.


martes, 6 de octubre de 2009

El más bello ramo de flores que recibí


Durante el año 1994 trabajé como Guía de Turistas extranjeros, y a diario recorría hermosos sectores de mi región mostrando sus bellezas naturales y comentando su historia.

En una de esas ocasiones me tocó recibir a un pequeño grupo de Brasil, compuesto por unas 7 personas entre las que se encontraba un matrimonio que viajaba con el hermano de la señora. Él se llamaba Lázaro, y era una persona muy especial y recordándole hoy quise publicar el siguiente relato:

Ese día salimos temprano por la mañana hacia Frutillar, recorrimos la ciudad y su gran museo que recrea una hacienda o fundo de los tiempos de la colonización alemana, posteriormente almorzamos en un restaurante y después de que mis pasajeros caminaron un rato por la bella costanera, nos dispusimos a volver por un camino que bordea el Lago Llanquihue.

Pues bien, íbamos conversando todos –no recuerdo de qué-, pero con muy buen ánimo, y de pronto con mucha dificultad, Lázaro le pidió al conductor que se detuviera un momento, Mario se detuvo y vimos cómo nuestro pasajero se bajaba del vehículo y acercándose a la orilla del camino, recortó unas pequeñas ramas de notro o ciruelillo, cuya hermosa flor tiñe de rojo muchos sectores del sur de Chile antes del verano, se subió al minibus y con una bella mirada me las tendió como un gentil regalo.

Lázaro tenía síndrome de down, y había nacido con el paladar fisurado y labio leporino, creo yo que rondaba los 50 años, y era una persona muy dulce. Era evidente que su hermana y cuñado lo querían y cuidaban con cariño.

Pocas veces en mi vida recibí flores, pero sin duda las más bellas me fueron entregadas aquel día de primavera en un polvoriento camino, y de manos de una persona inolvidable.



Desigualdad

Por muchos años y al igual que muchos, me mantuve ajena a la realidad que me rodeaba y que, sumida en mis cosas no podía ver. Hoy, cuand...